Coronavirus: ¿Qué podemos hacer los profesionales de la salud psicológica?
- abril 23, 2020
- Miscelánea
Lo primero un cambio de mirada. Sí, si nuestra mirada es: nosotros que podemos hacer desde las 4 paredes de nuestra casa, o desde nuestro papel como sanitarios de segunda línea de intervención y desde nuestra corta herramienta de la palabra, yo propongo mirarlo desde la oportunidad de generar salud psíquica. La oportunidad de contrarrestar los factores de riesgo que la incertidumbre, el confinamiento y las angustias autoconservativas están introduciendo y la de potenciar factores de protección.
Ese es el cambio de mirada del abordaje con los pacientes, hay que favorecer que se adapten a las nuevas condiciones del trabajo terapéutico, hay que continuar con el contacto con aquellos a los que les cueste y no quieran trabajar con los medios técnicos que tenemos y hay que intervenir valorando los escenarios personales en que se encuentran como el marco para contener, gestionar las ansiedades y favorecer lo que estoy denominando con ellos: reinventarse. Es naturalmente una alusión a la creatividad con la que conviene transitar para establecer elementos resilientes en cualquier situación de adversidad.
Un cambio de mirada que nos permita entender que no estamos haciendo una intervención de tránsito, contención -leída como menor-, o la intervención que es posible, ante los problemas de nuestros pacientes que se quedarían en impass de esta manera, sino que podemos tener la certeza de que en aquellos a los que llegamos, nuestra intervención va a propiciar que puedan vivir todo esto que está ocurriendo con el coronavirus, mejor y salir bastante más fortalecidos que si no estuviéramos ahí.
Reinventarnos en nuestro rol: Desde nuestro pequeño acceso a la población de la práctica privada o desde el marco de las entidades privadas de salud o de la sanidad pública que implican un mayor acceso en esos 2 últimos casos ¿Cuáles pueden ser las iniciativas que nos permitan rentabilizar nuestras capacidades?.
En la clínica privada se puede tratar de contribuir a normalizar lo anómalo del nuevo formato en nuestras relaciones terapéuticas con nuestros pacientes. En las entidades privadas de salud se pueden abordar pacientes que se citan por primera vez a través de una plataforma de su seguro médico, con diferentes motivos de consulta pero que, en realidad, están mandando una petición de ayuda sobre la situación actual. Se puede compartir con colegas maneras de trabajar en esta crisis reflexionando juntos o se puede producir individualmente y compartirlo con la comunidad. Se puede, en general favorecer la gestión de las ansiedades que el contagio, confinamiento y la incertidumbre provocan. Se puede, particularmente, contribuir a responder a las necesidades de los otros profesionales de la salud que están en primera línea de atención. Se trata de propiciar en ellos marcos seguros para que puedan trabajar (desde la descripción de protocolos éticos de actuación en la toma de decisiones hasta la canalización de manera operativa de las ansiedades que el contagio puede introducir en la gestión de su vida personal, cualquiera que sea su naturaleza).
Abrir nuestra red de posibilidades. Considerar que nuestro saber sobre la salud psíquica lo podemos irradiar con aquellos con los que tenemos contacto como ondas saludables y protectoras y podemos detectar situaciones de riesgo emocional a nuestro alrededor y contribuir a disminuirlas. Un confinamiento con las enormes posibilidades de comunicación de nuestra época es de un valor incomparable, como ninguna gestión de crisis anterior en la historia. Difundir a nuestro alrededor, por ejemplo, la asequible herramienta de videollamada con varios participantes de Watssapp, genera escenarios de mayor acompañamiento en personas poco familiarizadas con las tecnologías.
Cuidarnos entre colegas: No podemos obviar nuestras propias necesidades, ansiedades e inquietudes y, aunque esta posición activa, potente que propongo es protectora, vamos a poder implementerla detectando, trabajando y siendo ayudados por nuestros colegas tanto en la posición asimétrica del trabajo terapéutico o la supervisión como en los espacios de cuido recíproco.
A modo de cierre: Los destinatarios de nuestra intervención captarán que no estamos incidiendo en la vulnerabilidad de su situación, lo que muchas veces se convierte en iatrogénico, sino en los recursos que cuentan para sacarla adelante. Nosotros, por nuestra parte, sabemos que la vinculación, que la relación, es nuestra herramienta más eficaz y que estamos en condiciones de poder ponerla en juego, junto con muchas otras. No tenemos mucho que hacer fuera de casa en estos tiempos que corren.